El propósito consiste en que los niños puedan aprender las palabras, asociándolas con su mundo y su vida cotidiana. No es lo mismo ver un dibujo de un plato, que ver una imagen del plato que usa diariamente. No es lo mismo decirle perro, que ver una imagen de la mascota que familiares o el niño mismo capturó. 

Tampoco es lo mismo escuchar las palabras de una voz desconocida, que del propio padre de familia. Ni escuchar términos universales, a diferencia de integrar las palabras que nosotros mismos inventamos para nuestro pequeño mundo familiar. Inclusive, de inventar nuestros propios sonidos y onomatopeyas.